sábado, 11 de octubre de 2014

Cómo gestionar el miedo al virus


Uno de los trabajadores desinfectando el edificio donde vive la auxiliar en Alcorcón. CURTO DE LA TORRE AFP

Los expertos indican que lo mejor es hacer vida normal sin obsesionarse La información y transparencia son clave para combatir el pánico y evitar rumores El miedo es uno de los protagonistas indiscutibles en estos últimos días, desde que el pasado lunes saltara la noticia de la primera infectada de ébola fuera de África, Teresa Romero. A partir de ese momento, las emociones surgieron en cadena en toda la población española, principalmente en la ciudad de Madrid. 

El miedo es una reacción humana, y el umbral es diferente en cada persona. ¿Pero cómo debemos actuar ante él? ¿Cómo controlar nuestras emociones en un caso como éste? El miedo no tiene por qué ser malo, ya que «es algo normal en el ser humano», afirma Marta de la Fuente, especialista en Ansiedad y Estrés en el Centro de Psicología Área Humana. Sin embargo, el miedo surge por una percepción de amenaza real. Es importante que las personas tengamos realmente una sensación de amenaza verdadera para tenerlo. Por eso, el miedo social ha aparecido ahora, cuando se ha dado el primer caso de ébola en España. 

Uno de los ingresados celebra este sábado no tener fiebre alta. Javier Barbancho

El día 8 de agosto se repatrió a Miguel Pajares, misionero español infectado en Liberia. Entonces no había miedo sino incertidumbre, curiosidad, una cierta preocupación porque no había amenaza real de contagio. Lo mismo pasó en la siguiente ocasión, cuando repatriaron al segundo misionero, Manuel García Viejo, que murió el pasado 25 de septiembre por la enfermedad. El miedo real ha aparecido ahora, cuando la auxiliar de enfermería que atendió a estas dos personas se ha infectado. «Ahora la gente percibe el ébola como una amenaza real, porque ha pasado en España, porque ya ha habido un caso. Por eso, ahora sí experimentamos miedo y no antes», explica De la Fuente. 

Las emociones surgen ante momentos puntuales y determinadas situaciones. Y todas y cada una de ellas tienen un valor adaptativo. La reacción genera también una adaptación: nos paraliza o nos alerta. Sin embargo, el miedo no sólo lo generan situaciones reales, sino también pensamientos. Esto es, «cuando le damos muchas vueltas a un asunto o le damos demasiada importancia el miedo aparece, aunque no haya una situación concreta que lo desencadene», afirma a Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española del Estudio para la Ansiedad y el Estrés y catedrático de Psicología de la Universidad Complutense. 

El miedo tiene una base cognitiva, es decir, «se basa principalmente en nuestros pensamientos», añade por su parte, Silvia Álava, psicóloga del Centro de Psicología Álava Reyes de Madrid. Por ello, debemos de valorar nuestra situación: «¿Hemos estado realmente en contacto con personas que hayan tenido la enfermedad o que hayan estado cerca de esas situaciones?». Éstas son las preguntas que nos debemos hacer, según esta especialista. Si las respuestas son negativas, no tenemos por qué pensar que el virus está circulando por Madrid, cuando no hay evidencias de que sea así. «No debemos anticiparnos a lo negativo», indica. 

No debemos recrearnos en el miedo, ni hacerlo rumiar o hablar tanto con nuestro miedo. "Vamos a intentar que el miedo no nos paralice, hacer las cosas que hacíamos antes, y cuando realmente los expertos y las autoridades digan que no podemos hacer algo, entonces actuaremos. De momento, sigamos con nuestra vida normal, si vamos a casa en metro, sigamos yendo en él, si hacemos deporte sigamos haciéndolo, que el miedo no nos pare, que no condicione nuestra vida, sin haber un motivo real para hacerlo", expone de la Fuente. "Estamos en una situación de agitación emocional que no se corresponde con la realidad. El miedo se genera por la importancia que le damos a las cosas", insiste por su parte el catedrático de Psicología. 

Otra sensación que es muy diferente al miedo es la desconfianza y el enfado por las informaciones que están saliendo, por las cuestiones políticas que abordan este caso. "En este caso hay enfado, desconfianza, frustración, y está claro que en ocasiones, la incertidumbre potencia el miedo", explica Álava, pero insiste en "tenemos que estar pendientes de cuál es nuestra situación real, de cuáles son nuestros pensamientos y sobre todo, no anticiparnos a lo negativo". 

Por parte del Gobierno 

A nivel colectivo e institucional, lo que debería tener en cuenta el Gobierno son las instrucciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, en casos de brotes epidémicos, recomienda ofrecer información "veraz, suficiente y continuada", a fin de "evitar rumores" que incrementen el nerviosismo social

Según la psicóloga experta en emergencias Mónica Pereira, para quien "es hora de empezar a seguir estos consejos", la alarma desatada en la sociedad española por el actual brote de ébola no se corresponde con la alerta sanitaria, pero precisamente "la información es el arma para combatir el pánico". 

Lo mejor, según ha señalado esta psicóloga a Servimedia, es que "un portavoz ofrezca los datos según se disponga de ellos, sin que se tenga que ir a preguntar continuamente. Es la mejor manera de evitar bulos y rumores", aseguró. 

La OMS apuesta por designar un portavoz único que "hable en nombre de todos y cuyo prestigio profesional esté reconocido por la opinión pública", que así le concederá autoridad. 

También indica que necesariamente se debe ofrecer información sobre los síntomas de la enfermedad, lo que implica cómo prevenir contagios y qué hacer en caso de sospecha. 

"El miedo surge del desconocimiento", y por eso es preciso seguir una estrategia informativa adecuada, subrayó. Entre sus recomendaciones, la OMS aconseja informar de forma "veraz, suficiente y continuada", es decir, que "un portavoz ofrezca los datos según se disponga de ellos, sin que se tenga que ir a preguntar continuamente. Es la mejor manera de evitar bulos y rumores", aseguró.


Artículo escrito por: Beatriz G. Portalatín
Publicado en: El Mundo Salud

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