Mostrando entradas con la etiqueta testimonios personales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta testimonios personales. Mostrar todas las entradas

sábado, 11 de octubre de 2014

El Ébola y el miedo


Voluntarios de Cruz Roja desinfectan una casa en Kailahun. / Foto: J.N.

Cuentan en Kailahun, al este de Sierra Leona, que una serpiente salió de la casa instantes después de su muerte. Todos la vieron. La mujer llevaba varios días agonizando en la bruma de unas extrañas y virulentas fiebres, en el delirio de los vómitos, las hemorragias, el dolor. Y que fue justo en el momento de expirar cuando aquel animal salió de debajo de la cama, cruzó reptando la habitación y abandonó la casa por la puerta entreabierta. Ella fue el caso cero, la primera víctima de la epidemia en Sierra Leona. Había estado en un entierro en Guinea y, a su vuelta, trajo consigo el virus sin saberlo. Era la presidenta de una asociación de mujeres y muchas de las que estaban allí, acompañándola en su lecho de muerte, acabaron también contagiadas. La serpiente como representación simbólica del Ébola. 

Escuché esta historia en agosto pasado cuando estuve en Kailahun, en el epicentro de este terremoto que está sacudiendo con fuerza inusitada a tres países africanos. Fueron quince días de recoger testimonios, de hacer entrevistas, de vivir de cerca los esfuerzos de miles de personas por combatir un mal que se ha ido extendiendo de manera imparable y que está dejando a su paso una huella de familias diezmadas, pueblos malditos, desconfianza y miedo, mucho miedo. Escuché más historias. Que el Ébola en realidad no existía, que todas esas personas que iban al hospital para no volver jamás eran usadas, tras su muerte, en rituales de brujería o que los occidentales estaban inoculando el virus para matar a los africanos. El miedo generando sus monstruos o convertido en negación. 

Campaña de sensibilización sobre el Ébola en Kailahun. / Foto: UNICEF

En Kenema, en Freetown, en Makeni nadie se toca. Se acabaron los abrazos y los apretones de manos. En la zona cero de la epidemia los parientes huyen de sus propios muertos y esperan a que vengan voluntarios con trajes de protección para encargarse de los entierros. Hay cientos de niños huérfanos rechazados por sus propias familias, tres mil dice Unicef. No pensé que iba a ver esto en África jamás. Pero lo vi. Como vi a gente enferma que se negaba a ir al hospital, a militares apuntando con fusiles a gente encerrada en cuarentenas que dejaron aislados a pueblos, a provincias enteras, a hombres y mujeres estigmatizados, rechazados por los suyos. Lo vi en abril en Guinea y lo volví a ver en agosto en Sierra Leona. Desde entonces, aquella serpiente letal y fuera de control no ha dejado de reptar y ha mordido ya a 7.500 personas matando, sí, matando, a 3.500. Tres mil quinientas. Se dice pronto. 

A veces no sé muy bien cómo transmitir la desolación que se vive allí. La sensación de estar enfrentándote a un gigante invisible que está ganando la partida, de perseguir a un enemigo que corre más rápido que tú. Y no porque no se le pueda vencer, sino porque no hay medios para hacerlo. Porque hay diez ambulancias para 500.000 personas o porque no hay motos para llegar a los pueblos donde el Ébola ya llegó. Porque no hay capacidad en los centros de Monrovia, porque en la puerta hay un enfermero de Médicos sin Fronteras que tiene que decir no a personas enfermas, asustadas, que miran a los ojos a su propia muerte, porque no cabe más gente, porque cada vez que abren un nuevo centro a las pocas horas ya está lleno de nuevo. Y porque toda esa ayuda prometida no acaba de llegar, porque el mundo no ha organizado una respuesta ni en el momento que debía ni ajustada a la dimensión de un problema enorme. Porque hemos mirado durante meses para otro lado

Amadu y Haiwau, dos niños que se han quedado huérfanos por el Ébola. / Foto: J.N.

El Ébola hace estragos porque ha sabido medrar en sistemas de salud débiles de países que se encuentran entre los más pobres del mundo a los que ha llevado al colapso. En Nigeria y Senegal, con estructuras más sólidas, lo han sabido derrotar, aunque nadie baja la guardia. Por eso asisto entre alucinado y triste a esta ceremonia histérica de la confusión que vivimos estos días en España, a este pánico inducido y alimentado, a esta amalgama de vecinos “en shock”, etiquetas de Twitter #vamosamorirtodos y desenfoque interesado. El miedo es irracional. Genera reacciones de huida, de violencia incluso. Lo hace en África, pero también aquí, donde por cierto tenemos mucho menos que temer. Ojalá que la auxiliar de enfermería contagiada en Madrid se recupere y salga pronto del hospital. Eso sí. Habrá que depurar responsabilidades y mejorar la manera de hacer las cosas porque se han cometido errores. Sin duda. 

Pero me hubiera gustado también que el incendio captara nuestra atención mucho antes de que una chispa nos saltara en el regazo. Que se hubieran recogido miles de firmas y hubiera manifestaciones, pero no para salvar la vida de un perro, sino para promover el envío de ayuda y recursos al foco real del problema, donde hay gente muriendo a puñados. Y, sobre todo, que la serpiente del miedo no nos nuble la mirada y que entendamos de una vez que 3.500 seres humanos muertos y los que vendrán no son sólo una cifra aburrida en un periódico una mañana de domingo.


Escrito por: José Naranjo

Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.

Publicado en: África no es un País

sábado, 14 de mayo de 2011

Terremoto, Salud Mental y Cine



A poco más de un año del terremoto del 27 de febrero, el cine ya reaccionó con la película 3:34 y su productor, Martin Rogers, conversará con el psiquiatra UC, Rodrigo Figueroa, sobre cómo la narración ayuda a superar los traumas tras la tragedia.

Trailer Oficial de la Pelicula Chilena 3:34



El cine puede ser un medio de mucha utilidad para que podamos entender mejor que reacciones tiene la gente ante las catastrofes y la forma de poder superar el trauma que puede sobrevenir a la misma.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Psicológia de Catástrofes, un recuerdo muy especial........

Estimados Compañeros, amigos, y visitantes a este blog, hace relativamente poco tiempo que llevo estudiando psicologia, y todavía hoy me preguntó porque he querido coger esta carrera, en el fondo, creo que quizás lo sepa, o por lo menos lo intuyo. Esto que a continuación podreis leer, no es la opinión de nada, ni pretende serlo, tampoco quiero entrar a opinar sobre nada, solo es mi experiencia personal, algo que quizás para muchos sea una sosada, con todos los respetos, y quizás para otros, pues no. 
Sea como fuere, aquí os lo dejo, y espero que cuando menos, sirva para ejemplo de algo.....sea bueno o medio bueno, o como querais nominarlo. Es solo una de las tantas y tantas experiencias vividas como personal sanitario o lo que comúnmente llamamos, "Técnico en Ambulancias", o quizás muchos en la zona norte, lo conocemos como A.T.A 

Hoy hablando el tema con un compañero de estudios, con el que además estoy aprendiendo bastante, ha salido el tema de la psicología de catastrofes, y me han venido de golpe muchisimos recuerdos, (se que superados, aunque no olvidados), Tren de Huarte Araquil, (Año 1997,31 de marzo), Inundaciones de Camping de Biescas, estos dos los más importantes para mi, puesto que son los que más grabados tengo, al haberlos presenciado en mis propias carnes; recientemente, me ha tocado vivir el desgraciado incendio que hubo de grandes dimensiones en mi comunidad autónoma este verano, y en este caso concreto, a nivel particular, sin palabras también; como digo a los anteriores los atendí médicamente ambos.....no voy a entrar a especificar detalles de ninguno, primero por respeto, y segundo, porque os aseguro, que pudiera herir sensibilidades, que no vendrían a cuento, tampoco voy a opinar el por que, de este tipo de sucesos, solo quiero transmitir experiencias vividas, en este caso pues imaginaros en que condiciones. Solo os diré, que corría el año 97 cuando ocurrió lo del tren, y en mi caso, con un hijo de escasos meses de edad, la verdad, no me arrepiento de tomar la decisión de dejar a mi hijo con mi familia, y acudir mi entonces pareja y yo junto con otras personas,atender aquel desgraciado y fatídico accidente, os puedo asegurar que jamás lo olvidaré; fue la primera vez, que siendo voluntaria, me plantee abandonar ese proyecto que había iniciado(voluntariado en las ambulancias), me costó muchisimo, y fue la primera vez, que nos tuvieron que brindar ayuda psicológica detrás de toda aquella actuación médica; como digo era marzo, y un año después todavía seguía sin superarlo; en mi caso, creo y solo creo, que fui un poco fuerte, o medio fuerte, y decidí que si la vida y el destino, me quería poner a prueba con aquellas situaciones, como las que me había tocado vivir, quizás no era por casualidad, y quizás "alguien"quería que yo viviera y aprendiera con todo aquello. No fue fácil, por que cada minuto, cada instante, cada momento que posteriormente me montaba en la ambulancia después, era un recuerdo a todo aquello que había vivido en el pueblo de Huarte Araquil. Siempre he dicho, que podemos presumir en mi tierra de tener la sanidad que tenemos, y el dispositivo de emergencias que a nivel de 112 disponemos, recuerdo, como nos organizaron; en mi caso concreto, he de deciros, que vivo justo en la otra punta de mi comunidad autónoma de dónde ocurrieron los hechos, pero da igual, aquello se organizó a las mil maravillas; en nuestro caso concreto, digamos que subíamos con la ambulancia de sur a norte de la comunidad, pues bien! en cada esquina, en cada cruce, cada peaje de la autopista, en cada rincón teníamos una patrulla bien de Guardia Civil, de Policía Foral, abriendonos paso, para que nada ni nadie nos parara; todavía se me pone los pelos de punta al recordar todo aquel dispositivo, a la hora de escribir esto, teníamos como digo al 112, llamandonos a la ambulancia cada 2 minutos para asegurarse que conocíamos exactamente la zona por la que ibamos, y que no nos habíamos equivocado, si teníamos algún problema, o si necesitabamos algo, para pasar la capital navarra, recuerdo, que a la entrada, teníamos la misma situación que anteriormente mencionada, y una vez atravesamos la capital navarra, nos cogieron varias patrullas de Policía Foral, que nos escoltaron hasta el lugar de los hechos..... increíble, más bien diria yo impresionante, sin palabras.......por hoy lo dejo aquí, se me corta un poco la respiración al recordar todo aquello, lo siento querido lector, querido compañero, por hoy lo dejo aquí.

31 de marzo
La tragedia de Huarte Araquil
El lunes de Pascua de 1997 se produjo el accidente más grave de la historia reciente de la Comunidad foral. El Intercity "Miguel de Unamuno", que completaba el recorrido de Barcelona a Irún, entró a mayor velocidad de la debida a la estación de Huarte Araquil. El tren descarriló cerca del apeadero. Dos vagones volcaron y otro quedó cruzado en la vía. En total, 18 pasajeros, entre ellos seis navarros, murieron. Otros 40 viajeros fueron hospitalizados y más de un centenar recibieron atenciones médicas junto al tren caído.

Por respeto solo pongo esto, quiero conservar la privacidad del articulo que todavía guardo, de uno de los muchos periódicos de ente provincial......

Un beso muy grande y un fuerte abrazo, para el pueblo de Huarte Araquil, y sobre todo, para las personas afectadas en aquel fatídico suceso.


Hoy es día 1 de diciembre, sigo pensando en el tema.......

Han pasado ya varios años de todo aquello, pero mi recuerdo sigue ahi, quizás nunca lo he aflorado como tal, ni he hablado del tema en profundidad, pero si guardo un profundo respeto, y un gran cariño por todas aquellas personas, que jamás nunca se vuelvan a cruzar en mi camino, pero que ya forman parte de mi vida.
Recuerdo, como una vez llegados a la localidad de Huarte Araquil, y previa vista mínima anterior en nuestros domicilio en tv de los hechos,que acaban de ocurrir, pensé y sigo pensando, que no tenia nada absolutamente nada que ver, vivir unos hechos en tv a presenciarlos en directo.....
Tengo el recuerdo, como los heridos que podían medio caminar, se te acercaban, y en sus pensamientos de personas recién afectadas por acabar de vivir una tragedia, solo tenían una pregunta:" ¿POR QUÉ?",, quizás nunca lleguen a saber a ciencia cierta esa respuesta, pero si se, que en aquellos primeros momentos, solo saber que nosotros estábamos ahí, solo con escucharlos, cuando los dejabas en el lugar que los superiores tuyos te decían, bien fuera un hospital, con familiares que llegaban, etc, solo tenían una palabra en su boca...."GRACIAS", que sentimientos, que mezcla de sensaciones.......la peor parte para mi, dentro de la situación real que me tocó presenciar,y sin quitar nada al resto, fue sin duda, la reubicación de esas personas, que ya eran exitus, y poco se podia hacer ya por ellas, o nada......aquello si que fue dantesco, jamás lo olvidaré, fue una parte, que supongo que por motivos de nervios y estrés que no exteriorizábamos muchos de los que allí nos encontrabamos, quizás se pudieron vivir momentos de tensión emocional, que en algún momento nos pudieron impedir trabajar como todos hubiéramos querido, y no lo digo, por esas personas que habían tenido esa desgracia del suceso, sino entre los propios medios que alli nos encontrábamos, y que igual en algun momento dado todos queriamos hacer nuestro trabajo sin entender la postura del otro, (aquí, prefiero no dar más detalles), pero si tengo muy claro, que para nosotros, (los sanitarios), lo primordial y vital era, quitar de allí lo antes posible, tanto y tanto dolor. Y evitar más sufrimiento para el pueblo de Huarte Araquil, y todos los allí presentes.
Fue como digo, una parte muy dura, el triaje de esas personas, y todo lo que con ello conlleva, pero una vez más tengo que volver a decir, que me siento orgullosa, de la organización sanitaria del 112 de mi comunidad, y eso hizo que no se viera más de lo que ya se hubiera podido presenciar en los primeros momentos.
Cuando acabé de aquella Urgencia, y nos despedimos de nuestros compañeros de las otras comunidades autónomas que también habían acudido allí, he de deciros, que lo pasé francamente mal.Reconozco que soy una persona, que no me gusta hablar absolutamente nada de lo que haya vivido o presenciado (entre otras cosas, por el secreto profesional, el cual llevo a rajatabla), ni con mis propios compañeros, pero aquella situación, me metió en el más absoluto de los mutismos, recuerdo, que de regreso a nuestra zona de servicios, paramos a tomar un café, y los compañeros se debieron de asustar, por que no hablaba nada, absolutamente nada, y me costó muchisimo exteriorizar todo aquello, yo veía que me había afectado muchisimo, pero no era capaz de pedir ayuda. Cada momento posterior, que realizaba una guardia, era un recuerdo, un pensamiento, y llegó un momento, que si que comencé a hablar algo el tema con mis compañeros de servicio más íntimos; ellos fueron, los que comenzaron a decirme que tenia que comenzar a pensar que no estaba bien, que no era la misma, y que si seguía así, no podria continuar efectuando aquellas labores que tanto me "gustaban hacer". Me recomendaron coger la ayuda psicológica que nuestra asociación nos ofreció a los que vivíamos la misma situación, la verdad lo pensé, y fue la primera vez, que también barajé la posibilidad, de abandono de servicio, pero algo dentro de mi me decía que debía continuar........y mi mejor terapia fue hacer urgencias con mi mejor amigo y compañero, cada vez que a él lo llamaban de repente.
Hoy tengo que decir, que si que me costó, pero fue mi mejor terapia, y se lo agradezco enormemente, no fui a esa ayuda que nos prestaba la asociación, aunque quizás hubiera tenido que ir.....puede ser, pero mi mejor terapia fue como digo, esa motivación por atender una nueva urgencia, y hacerlo con mi mejor compañero y amigo.
Recuerdo, que las primeras veces, me decía, tu sabes, tu puedes, hazlo, no esperes que yo te diga nada........ y gracias a Dios lo hice.

Os diré, que las primeras urgencias después de todo aquello, fueron:
  • También nos tocó presenciar y atender otras urgencias del tipo de aquella, como fue Biescas.
  • Unos jóvenes que cayeron al rio en un coche del cual no pudieron salir salvo una de ellas(todos vecinos míos), y fue otro momento muy pero que muy delicado en mi etapa como técnico de ambulancias. Y quizás, es otra de las experiencias, que tampoco haya exteriorizado nunca. Este si que fue, dolor entre los dolores, en todos los sentidos....... y otro momento que practicamente toqué fondo........
  • Montarme en la ambulancia un sábado a las 4 de la mañana a cubrir una urgencia, y bajarme el domingo a las 6 de la tarde, urgencia tras urgencia, a cada cual más grave, entre ellas un intento de "autoilisis", por suerte, sin llegar a término.
  • Infartos varios(con nuevos exitus, otros de mejor término).
  • Accidentes varios en carretera
  • Cornadas de encierros (tan típicos en mi tierra), aquí me satisface pensar y sin ánimo de ser o pretender ser, más que nadie, como digo me satisface pensar lo que siempre me dijo un facultativo en una de esas cornadas:" No sabes ni tu lo que has hecho, si sigue vivo, es gracias a ti"......no daba crédito a lo que me decía, y es que esa persona, llevaba una cornada exactamente igual a la del malogrado Paquirri pero cruzada, y directamente le metí el puño sin pensarmelo, para lograr hacerle un torniquete, mientras trasladabamos a 5oo mts que estaba entonces el citado facultativo.
  • La más grata que recuerdo, y que como dato anecdótico os contaré, que trajimos al mundo a un hermoso bebé, que su querida madre dijo:
"Creo que no llego.-..... " y efectivamente no llegó, nació en la ambulancia. Cuando llegamos al hospital, recuerdo que lo primero que nos preguntaron por la emisora de comunicación, que si eramos tios, y fue muy contundente la respuesta, eramos tios..y bien que tios.....conductor y tecnico, allí no había nadie más aparte claro esta de la madre, y el recién llegado al mundo.Durante largos meses, llevamos el primer chupete en la ambulancia colgado. Un beso desde aquí.

*Hoy casi 14 años después de todo aquello, sigo recordando a todas aquellas personas, y sigo queriendolas cada minuto de mi vida, cada momento, y nunca las olvidaré. Y al pueblo de Huarte Araquil, guardo un magnifico recuerdo, y un abrazo, y mi más sinceras felicitaciones, por la valentía y tesón, con la que afrontó toda aquella tragedia.
Esta es, como digo, una de mis tantas experiencias vividas en la ambulancia....no me satisface tener que contarlo, pero me enorgullezco de poder ser una de esas personas, que de alguna manera, contribuyeron con su granito de arena, a que todo aquel dolor, en la medida que se pudo, no fuera tanto.

Este es mi primer escrito aquí, con lo que si algo no es correcto, ya podéis perdonar, me esta costando muchisimo escribir todo aquello, pero he querido compartirlo con vosotros........

Un abrazo.

Isabella1971