lunes, 6 de mayo de 2013

Los desahucios provocan graves consecuencias psicológicas

Un millón de gracias a nuestra compañera Montse Garcia por compartir con nosotros esta información.

La escuela de negocios ESADE y la Fundación Innovación, Acción y Conocimiento, con la colaboración de Cáritas, han realizado un estudio sobre las consecuencias emocionales que tienen los desahucios en las personas afectadas. Los objetivos de esta investigación son conocer en profundidad la vivencia de los afectados durante todo el proceso de desahucio, para identificar las emociones implicadas en cada una de las etapas, con el fin último de promover herramientas que ayuden a prevenir y gestionar mejor este proceso. 
Se trata de una investigación, dirigida por Juan Ramis-Pujol (ESADE), que analiza de forma cualitativa las emociones y los sentimientos de los afectados por un proceso de desahucio, y que valora la influencia y la eficacia de los agentes implicados. Se basa en el estudio retrospectivo de ocho casos, mediante entrevistas en profundidad y cuestionarios. 
El análisis de los datos recogidos, asemeja la vivencia de un desahucio a una montaña rusa emocional, que va desde la alegría del momento de ver aprobada la hipoteca, hasta la preocupación por la pérdida de un empleo, la sorpresa ante las primeras cartas del banco, la rabia ante las primeras amenazas y el pánico al desalojo inminente. También se identifican sentimientos de vergüenza, culpabilidad, tristeza, ansiedad, desánimo y abatimiento, en un proceso en el que lo desconocido e inesperado del curso de sucesos, multiplican la intensidad de la experiencia. 
Según los resultados, todos los participantes presentaron cuadros de Trastorno por Estrés Postraumático, caracterizado por rememoraciones de la situación amenazante, ansiedad, miedo, impotencia, problemas de sueño, sentimientos de ruptura o alejamiento en sus relaciones personales y otras repercusiones negativas en su vida personal, social o profesional. Se identificaron, también, tres casos extremos con un colapso emocional grave y una visión extremadamente negativa del mundo. 
En cuanto a los impactos más importantes que se han identificado al final del proceso, son: problemas de salud, cambios en las prioridades de la vida, cambios en la percepción personal, cambios en hábitos y rutinas, han cambiado el círculo de amistades, se sienten frustrados, la experiencia les ha resultado alienante, ha disminuido la capacidad de actuar frente a los problemas y se les ha derrumbado la forma en la que veían el mundo. 
La investigación analiza también el papel de los agentes que influyen y participan en todo el proceso, y concluye que los afectados no encuentran apoyo ni ayudas para salir de su situación en casi ninguno de estos agentes: bancos, entorno laboral e incluso en ocasiones el entorno personal tampoco ayuda al afectado. Algunos organismos sociales (como por ejemplo, Cáritas o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca) son los que sirven de ayuda y dan esperanza a los afectados, ofreciéndoles información, consejo jurídico, apoyo económico o ayudas alimentarias. 
El estudio concluye que uno de los principales obstáculos para poder paliar los efectos psicológicos en los que deriva todo este proceso es la falta de ayuda temprana. De esta forma, la clave para prevenir las situaciones extremas que se producen, es intervenir desde el inicio del proceso, informando y ayudando, ya que cuando los afectados solicitan apoyo, ya están en una situación económica y emocional muy deteriorada, lo que les provoca una incapacidad para tomar decisiones y encontrar salidas a su situación, y agrava más el problema, haciendo que en muchas ocasiones se tomen medidas poco adecuadas o incluso desesperadas (como el suicidio).

jueves, 2 de mayo de 2013

Las secuelas del desahucio

Foto de Jon Corostola.

Articulo publicado por Laura Tardón en Mundosalud

  • El cuerpo no está preparado para aguantar tanto estrés y durante tanto tiempo 
  • Los afectados sufren colapso emocional y estrés postraumático 
  • El impacto psicológico es muy parecido al de algunas catástrofes 
  • Es importante que se relacionen con personas en su misma situación 
  • Resulta positivo que expresen su malestar por una situación injusta

Puede que Soraya Sáenz de Santamaría o cualquiera de las personas que han sufrido escrache no encuentren nada positivo en este tipo de prácticas. Sin embargo, "siempre que no entrañe violencia, esta forma de expresión o de protesta es sumamente positiva" para aquellos que han vivido un desahucio, explica Guillermo Fouce, presidente de Psicólogos sin Fronteras. 
Este tipo de manifestación "es una manera de canalizar la tensión, de expresar públicamente su malestar por una situación injusta que además genera una red de solidaridad en la que los afectados se sienten apoyados", afirma. 
Esta red les "ayuda a compartir experiencias, a no sentirse solos ni fracasados, a luchar y a reconocerse como víctimas, no como culpables", comenta Fouce. "Ni el mejor profesional del mundo podría conseguir tales efectos". El contacto con otras personas que están viviendo la misma situación, continúa el experto, "les hace mucho bien", por eso, este es uno de los consejos que más repiten los psicólogos antes, durante y después de un desahucio. 
Psicólogos sin Fronteras trabaja 'mano a mano' con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). "Nos avisan cuando hay alguien que puede necesitarnos, aunque la verdad es que suelen negar su situación hasta el último momento", cuando el desahucio ya es inminente. Normalmente, agrega el psicólogo, "es gente que ha perdido el trabajo y ahora su casa, dos aspectos muy ligados a su identidad". Es decir, no sólo se 'rompe' su identidad, "se quedan sin esperanza, se sienten indefensos y sin una segunda oportunidad para conservar su casa". 

Un desahucio, una catástrofe 

Como indica Fouce, que ha participado en la asistencia psicológica, por ejemplo, de víctimas del 11-M, se puede decir que "el impacto psicológico de los desahucios es como el de algunas situaciones de catástrofe. De hecho, utilizamos el mismo modelo de trabajo". 
 "El trauma es muy parecido. Incluso se vive una especie de duelo por la pérdida de tu espacio de vida. Me atrevería a decir incluso que hay un agravante y es que te reconozcan o no como víctima", señala el psicólogo. "Es como si a las víctimas de ETA no se les reconociera que lo son. Es una losa, un obstáculo más que tienen las personas desahuciadas". 
Pero los efectos del desahucio empiezan mucho antes de producirse. Detrás de este hecho tan desgarrador, hay una larga lucha por intentar mantener su casa. Se pasan meses buscando un nuevo trabajo, una solución y, entre tanto, "por vergüenza, se van aislando cada vez más, se encierran en sí mismos, no piden ayuda ni tampoco la aceptan". 

Depresiones y suicidio 

Según un estudio realizado por la escuela de negocios Esade (basado en las entrevistas de ocho personas), en colaboración con Cáritas, los afectados por un proceso de desahucio sufren colapso emocional y desarrollan estrés postraumático. Incluso dos de los entrevistados en el estudio habían tenido ideas suicidas. Por desgracia, ya se han dado casos de suicidio en España por culpa de los desahucios. 
Como argumenta el director de este trabajo, Juan Ramis-Pujol, "en situaciones de colapso emocional, los afectados llegan a un nivel de estrés que se bloquean, son incapaces de razonar, caen en depresión y no se ven capaces de tomar decisiones o las que toman son erróneas". La experiencia de Fouce corrobora esta afirmación, ya que "hay gente que se refugia en el alcohol, en las drogas, en reacciones violentas y en el juego". 
No poder pagar la cuota de la hipoteca, la presión del banco, las cartas del juzgado, la imposibilidad de encontrar trabajo y no tener domicilio fijo termina desbordando y paralizando a los afectados. "El cuerpo no está preparado para aguantar tanto estrés y durante tanto tiempo. Se resiente el plano social, el psicológico y también el físico, ya que pueden aparecer enfermedades coronarias, insomnio, problemas gastrointestinales, etc.", apunta Fouce, que también es doctor en Psicología y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. El trabajo del psicólogo Dado el fuerte impacto emocional que tienen los desahucios, "nuestra labor consiste fundamentalmente en la prevención del suicidio, el apoyo y el acompañamiento de las víctimas", comenta Guillermo Fouce. Cuando se puede intervenir antes (ocurre pocas veces), "intentamos preparar psicológicamente a la persona que en teoría va a perder su casa, elaboramos un plan de acción para intentar mantenerla y buscamos alternativas en caso de no conseguirlo". Durante el desahucio, "sólo podemos acompañar y respaldar". 
Después, "nos encontramos personas que sienten pánico, rabia y pena. Se sienten derrotadas, fracasadas y han perdido la ilusión y las ganas de seguir peleando". Ante este panorama, "ayudamos a planificar una alternativa. Evaluamos sus antecedentes psiquiátricos, qué nivel de relaciones tiene el afectado, intentamos romper su aislamiento, le recomendamos que se exprese, que recupere su vida familiar y a sus amigos, que entre en contacto con personas que están en su misma situación, etc.". No es un camino fácil, pero resulta fundamental dejarse ayudar para volver a empezar. Y, como señala el especialista, acostumbrado a tratar este tipo de casos, "la dación en pago es la mejor terapia porque permite tener una segunda oportunidad".